El caracol nativo que se vuelve invasor: repensando la restauración ecológica en Nueva Zelanda

Tradicionalmente, la ecología de la restauración ha operado dentro de una dicotomía estricta: proteger las especies nativas y gestionar activamente las especies exóticas invasoras. Sin embargo, los cambios antropogénicos están reconfigurando los ecosistemas y revelando un fenómeno crucial, aunque a menudo pasado por alto: las invasoras nativas. Una invasora nativa es una especie originaria de un área que, debido a alteraciones humanas, incrementa su abundancia o distribución hasta volverse muy abundante y ecológicamente impactante. Estas especies siguen las mismas 'reglas' ecológicas que las especies exóticas invasoras y pueden generar impactos comparables. Abordar su gestión es un desafío relativamente nuevo, complicado por sesgos inconscientes que priorizan la identificación de especies carismáticas o grandes, dejando de lado a taxones más discretos pero ecológicamente significativos.

Un ejemplo sobresaliente de este concepto es el Caracol de Fango de Nueva Zelanda (NZMS, Potamopyrgus antipodarum). Esta especie es conocida mundialmente como invasora fuera de su rango nativo, donde amenaza los ecosistemas acuáticos. En los ambientes donde ha sido introducido, puede alcanzar densidades de hasta 500.000 individuos por metro cuadrado. El NZMS es un consumidor primario dominante, alterando las redes tróficas, monopolizando los recursos y dominando el ciclo de carbono y nitrógeno. Su bajo valor calórico y su concha dura hacen que los depredadores, incluidos los peces con valor en pesca deportiva, a menudo los eviten, lo que puede causar un cuello de botella trófico con efectos negativos a largo plazo. Lo preocupante es que, en su rango nativo en Nueva Zelanda, el NZMS está emergiendo como una invasora nativa. Los datos de biomonitoreo a largo plazo en Canterbury, una región con intensa modificación del uso del suelo, muestran que entre 2005 y 2022 el NZMS expandió su ocupación de sitios del 65% a casi el 90%. Su abundancia relativa dentro de las comunidades de macroinvertebrados también aumentó significativamente, promediando el 10% para 2022.

El éxito de NZMS se debe a que posee una variedad de rasgos invasores (incluida una alta tolerancia a estresantes ambientales como la baja concentración de oxígeno disuelto, la variabilidad térmica, el enriquecimiento en nitrógeno y la tolerancia a algunas sustancias químicas). La modificación generalizada de los ecosistemas de agua dulce en Nueva Zelanda reduce las restricciones naturales que limitaban su población (como la perturbación hidrológica), permitiendo su proliferación.

La proliferación del NZMS tiene profundas consecuencias para los esfuerzos de restauración. Las comunidades dominadas por NZMS son altamente resistentes a la recuperación del ecosistema debido a la resistencia biótica que ejercen. Esta resistencia biótica puede inhibir la colonización de otros taxones deseables, incluso después de que se mejoren las condiciones físicas del hábitat. Para lograr resultados más efectivos en la restauración, es imperativo que las políticas y prácticas de conservación se distancien de la distinción tradicional nativo/exótico y se enfoquen en el impacto ecológico de las especies, independientemente de su origen. El término "invasora nativa" es una herramienta que puede usarse para destacar estos impactos y normalizar la gestión de especies nativas potencialmente dañinas, crucial para la salud de la biodiversidad en un mundo en rápido cambio.

Brown SK, McIntosh AR, Hamilton ZB, Warburton HJ. 2025. Overlooked and underestimated: reframing restoration to include inconspicuous native invaders. Restoration Ecology 33(8): e70191. doi: 10.1111/rec.70191




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