La toxicidad es modulada por factores ambientales: cuando dos más dos no son cuatro

La mayoría de los ensayos de laboratorio en ecotoxicología se desarrollan en condiciones óptimas para los seres vivos que se están estudiando. Las condiciones de luz, alimentación, salinidad, etc. suelen moverse dentro de los rangos óptimos de tolerancia de la especie. Esto permite estimar de forma adecuada el efecto tóxico del compuesto químico que se este estudiando. Pero la realidad es mucho más compleja, ya que los seres vivos se enfrentan a multitud de situaciones que les pueden causar un estrés. Por ejemplo, cambios de temperatura, cambios de salinidad del agua, presencia de otros compuestos químicos potencialmente tóxicos, etc. etc. Es por ello que los efectos finales de los tóxicos en los ecosistemas pueden modificarse respecto a lo que hemos observado en el laboratorio. De hecho, más del 50% de los estudios publicados que analizan el efecto combinado de un factor ambiental sobre la toxicidad de un compuesto químico muestran efectos sinérgicos; es decir los efectos adversos de los dos factores al mismo tiempo son mayores que la suma de sus efectos por separado (en este caso 2+2 son 5). Pero, también puede suceder lo contrario (antagónicos, es decir 2+2 son 3) o ser aditivos (en este último caso 2+2 sí son 4). Esto hace muy complicada la extrapolación de los resultados de laboratorio a la realidad. Para ello, los estudios de laboratorio deberían ser completados con estudios de mesocosmos, es decir estudios realizados en ecosistemas bajo condiciones controladas, en donde podemos ver los efectos combinados de los diferentes factores ambientales.



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