Neonicotinoides: insecticidas de amplio espectro con un riesgo alto para los ecosistemas

Los neonicotinoides son un grupo de insecticidas de amplio espectro y sistémicos, esto último significa que son altamente solubles en agua y son absorbidos por las plantas. Por tanto el insecticida se encuentra en los tejidos de las plantas tratadas (polen, hojas, flores, etc.). Normalmente se aplican en la siembra y las plantas al crecer lo incorporan en sus tejidos, de tal manera que las especies de invertebrados que son plagas de esos cultivos se intoxican y mueren. El problema radica en que esos tejidos con insecticida llegan a otros grupos de invertebrados no diana (como las abejas), y aquí radica uno de sus principales problemas ambientales. El otro es que debido a su alta solubilidad en agua pueden alcanzar los ecosistemas acuáticos por escorrentía y afectar a los invertebrados acuáticos. Estos insecticidas presentan una baja toxicidad para vertebrados, pero no para los invertebrados. Respecto al primer problema, en los lugares donde los neonicotinoides son empleados (hasta en 120 países) del 11 al 24% del polen se encuentra contaminado y en el caso del néctar del 17 al 65%. De hecho una de las causas del declive de las poblaciones de abejas se debe al uso de estos insecticidas, que se han asociado a una mayor propensión de estos importantes
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invertebrados a algunas enfermedades virales transmitidas por parásitos (ácaros, conocidos como la varroa de las abejas). El otro problema es que al ser tan solubles alcanzan fácilmente los ecosistemas acuáticos, y allí puede causar efectos tóxicos sobre los invertebrados, especialmente sobre las larvas de los insectos. Se ha comprobado que en aproximadamente un 75% de estudios en los que se recogen datos de sus concentraciones en el agua se superan los umbrales aconsejados para evitar daño a los ecosistemas. Además, algunos de ellos al degradarse en el agua (principalmente por acción de la luz solar) produce metabolitos que también presentan toxicidad. Como siempre la solución radica en la disminución de su uso, en evitar los monocultivos intensivos y en mantener ecosistemas naturales cercanos a los campos de cultivo, donde los depredadores naturales de estas plagas (aves insectívoras) puedan ejercer su importante labor de control (por cierto sin coste alguno para el agricultor). Os dejo un par de enlaces hacía dos trabajos muy recientes sobre el tema.

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