¿Tu personalidad te hace comer plástico? El sorprendente vínculo entre el comportamiento de los peces y la contaminación por microplásticos

Los ecosistemas acuáticos se ven afectados por una amenaza omnipresente: los microplásticos. Estas diminutas partículas de plástico, resultado de la fragmentación de objetos más grandes o fabricadas directamente a ese tamaño, están por casi todas partes y los animales acuáticos, desde el plancton hasta los peces más grandes, las pueden ingerir. Pero, ¿todos los peces están igualmente expuestos a este problema? Una investigación reciente publicada en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety en 2022 por Chen y sus colaboradores arroja luz sobre una faceta fascinante de esta cuestión: la personalidad individual de los peces podría influir en la cantidad de microplásticos que terminan en sus estómagos.

Durante muchas décadas, la investigación en ecotoxicología se ha centrado en los efectos promedio de los contaminantes en las poblaciones. Sin embargo, cada vez más estudios revelan que los individuos dentro de una misma especie pueden comportarse de manera muy diferente, lo que los científicos llaman "personalidad animal". Al igual que los humanos, otros animales pueden tener rasgos de personalidad consistentes a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones. Uno de los rasgos de personalidad más estudiados es la "audacia" (boldness), que se refiere a la tendencia de un individuo a asumir riesgos en situaciones nuevas o potencialmente peligrosas.

El equipo de Chen et al. (2022) se preguntó si esta audacia podría estar relacionada con la ingesta de microplásticos. Su hipótesis era que los peces más audaces, aquellos que exploran más su entorno y son menos temerosos ante lo desconocido, podrían tener más encuentros con zonas contaminadas por microplásticos y ser por tanto más propensos a ingerirlos. Por otro lado, los peces más tímidos podrían ser más cautelosos y evitar tanto la exploración como la ingesta de estas partículas. Para dar luz sobre esta hipótesis, los investigadores realizaron experimentos en laboratorio exponiendo peces a microplásticos. Observaron el comportamiento de los individuos y midieron la cantidad de microplásticos que habían ingerido. Los resultados fueron reveladores: ¡los peces con comportamientos más activos y presumiblemente más audaces ingirieron una mayor cantidad de microplásticos!. La hipótesis se cumplía. ¿Por qué ocurre esto? Los autores sugieren dos posibles mecanismos:

Mayor tasa de encuentro: Los peces audaces tienden a moverse más y a explorar áreas más amplias de su hábitat. Esto aumenta la probabilidad de que se crucen con partículas de microplásticos en suspensión en la columna de agua o depositadas en el sedimento.

Menor neofobia: Los peces audaces podrían ser menos reacios a probar objetos nuevos o desconocidos en su entorno, incluyendo las partículas de microplásticos que podrían confundir con alimento. Los peces tímidos, en cambio, podrían ser más conservadores y evitar la ingesta de estos materiales.

Este estudio subraya la importancia de considerar la personalidad individual al evaluar los impactos de la contaminación. No todos los individuos dentro de una población se ven afectados de la misma manera. Los peces audaces, que podrían tener ciertas ventajas en otros aspectos de su vida (como la búsqueda de alimento o el apareamiento), podrían ser más vulnerables a la contaminación por microplásticos simplemente debido a su comportamiento inherente. Además, esa mayor audacia también podría suponer una mayor probabilidad de ser depredado.

Las implicaciones de esta investigación son amplias. Comprender cómo la personalidad influye en la exposición a los contaminantes puede ayudarnos a predecir mejor los efectos de la contaminación a nivel individual y poblacional. Además, podría tener consecuencias para la conservación, ya que ciertos tipos de personalidad podrían estar en mayor riesgo en ambientes contaminados.

En el futuro, será crucial investigar si otros rasgos de personalidad, además de la audacia, también influyen en la exposición a diferentes tipos de contaminantes químicos. También es importante estudiar las consecuencias a largo plazo de la ingesta de microplásticos en peces con diferentes personalidades y cómo esto podría afectar su salud, reproducción y supervivencia.

En conclusión, la investigación de Chen et al. (2022) nos muestra que incluso algo tan aparentemente aleatorio como la ingesta de microplásticos puede estar influenciado por las características de comportamiento únicas de cada pez. Esto nos recuerda la complejidad de los ecosistemas y la necesidad de adoptar una perspectiva más individualizada para comprender y abordar los desafíos de la contaminación en el mundo acuático.


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