¿Es un caracol invasor una dieta pobre para los peces nativos?

Los ecosistemas acuáticos se ven sometidos a numerosas presiones, entre ellas la invasión por especies exóticas. Estas pueden ocasionar diferentes impactos, dependiendo de su posición en la red trófica, comportamiento, tamaño, etc. En el caso del caracol acuático del cieno de Nueva Zelanda (Potamopyrgus antipodarum), se ha sugerido que su resistente concha y la poca cantidad de tejido blando (y por tanto nutritivo para los peces) son dos factores que determinan la poca depredación que sufre esta especie por parte de los peces nativos. Por tanto, los peces nativos preferirían consumir especies de gasterópodos con mayor proporción de tejido blando. En un reciente estudio se ha comparado la proporción de tejido blando respecto a la concha de tres especies nativas de gasterópodos con respecto a P. antipodarum. En general, P. antipodarum mostró la ratio más baja de tejido blando respecto a tejido duro (junto con otra de las especies nativas). Además, los autores comprobaron la resistencia a la rotura de la concha de estas cuatro especies, mostrando la exótica una resistencia intermedia. Conchas más duras también protegerían y permitirían sobrevivir al paso por el tracto digestivo de los peces, con lo cual podría ser un factor importante también a la hora de depredar o no un caracol. Parece que estos resultados aclaran algo sobre el valor nutritivo de la especie, pero no son la causa única, ya que otros factores comportamentales, como pueden ser la capacidad para detectar más fácilmente a los depredadores, o el mantenerse quieto u oculto, podrían también influir en las tasas de depredación sobre esta especie exótica invasora.



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