Contaminación lumínica: cuando el contaminante es la luz

Parece increíble pero es verdad; la luz puede llegar a convertirse en un problema en los ecosistemas. Esto se debe a que el hombre ha incrementado la cantidad de luz en los entornos urbanos y periurbanos por medio de las luces artificiales. Esto produce la llamada contaminación lumínica, que básicamente es un incremento de la luz disponible durante la noche. Los seres vivos regulamos nuestros ciclos fisiológicos por medio de la luz y de la ausencia de luz (por ejemplo ciclos de sueño). Pero la luz influye en muchos aspectos, tanto en animales vertebrados como en invertebrados. Por ejemplo, en los moluscos el incremento de luz puede producir un aumento en la velocidad para alcanzar la madurez sexual, y su disminución puede acelerar el proceso de dormancia invernal. Un ejemplo muy conocido es el de las tortugas marinas recién nacidas, las cuales se guían por la luz natural del cielo nocturno para alcanzar el mar. Esto es así ya que en condiciones naturales el reflejo de la luz en el agua hace que esta sea más intensa que en la tierra. El problema se produce cuando en tierra hay zonas pobladas por humanos, que con sus luces nocturnas confunden a las pequeñas tortugas, con el consiguiente desastre para la población. Pero la luz afecta a muchas otras variables biológicas, como la velocidad de crecimiento, la producción de hormonas, y un largo etcétera que hace del exceso de luz un problema para la fauna.



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